Durante mucho tiempo la bisagra de la puerta de la lavadora, se ha visto sometido a la acción del agua que caía al sacar la ropa de la lavadora. La oxidación es muy escandalosa, pero realmente no es peligrosa (en este caso), porque el grosor del perfil, es lo suficientemente ancho, como para aguantar sin peligro.
Para extraer la bisagra, solo hace falta una llave fija, y paciencia. Una vez extraída, este es su aspecto.
La apariencia no es buena, así que empezamos a quitar roña, con un cepillo de alambre para taladro de mano. Eso si, sujetar firmemente la pieza al tornillo de banco.
Una vez sujeto, se pone el cepillo en el taladro, y se pasa por toda la pieza.
Después de pasar el cepillo, la pieza ha perdido casi toda la capa de oxido, pero hay partes que se queda mas incrustado, y hay que usar otra técnica.
Primero se pasa la lima por toda la superficie, y se acaba con lija y/o lana de acero, lo que tengas mas a mano.
Con la pieza limpia, pasamos a la fase de pintura. En este caso, lo pintamos con spray. Y para ello, hay que "fabricarse" una cabina de pintado de emergencia. Con la carcasa de un calentador viejo de agua, y un sargento, consigo una cabina de emergencia, y puedo pintar sin mayor problema.
La pieza ya pintada, y el causante de ello. La verdad es que el acabado con spray o pistola, es muy bueno, aunque mas engorroso.
Visto el resultado, me animo a mejorar la puerta, pero es demasiado grande para mi cabina de pintura. Así que solo puedo enmascarar un poco la zona, y pintar.
Y aquí el resultado final, se vuelven a repetir los pasos de desmontaje, al revés, y ya esta. La prueba del "delito"....
Pues hemos conseguido dos cosas. Proteger la bisagra, y que no caigan restos de oxido al suelo, cada vez que se abre y cierra la puerta.
Bueno, también ha mejorado estéticamente, pero eso es un efecto secundario de lo anterior.
Y esto es todo, hasta la próxima.
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